En el Gobierno de Enrique Alfaro registra un alza en el número de afectados por este delito
En la gestión de Enrique Alfaro se han superado las víctimas de homicidios, desaparecidos y cuerpos hallados en fosas clandestinas, en comparación con otros sexenios. Sin embargo, además de esa crisis, se han incrementado las víctimas de fraudes de todo tipo.
Tan sólo el año pasado, en Jalisco se abrieron ocho mil 777 carpetas de investigación por el delito de fraude. Y en cada expediente se puede incluir más de una víctima. Es la cifra más alta en la presente administración estatal.
“Hola primo… ¿Cómo estás? ¿Cómo va la familia?”, fue el mensaje que Luis Vázquez recibió de un número desconocido.
La persona le subrayó que “estaba por volver de Estados Unidos” y que había enviado una caja por paquetería con algunas de sus cosas y regalos para la familia. “Sólo necesito que me ayudes a pagar el envío”.
Esa es una de las modalidades de fraude que han crecido en Jalisco, pero hay otros ilícitos consumados en servicios de viajes, paquetes turísticos o casos como la inmobiliaria Asesores Jurídicos Profesionales (AJP), que defraudó a jaliscienses que confiaron su patrimonio y ahorros a cambio de atractivos rendimientos. Hay más de mil 200 afectados.
Entre enero y abril de este año se reportaron tres mil 183 fraudes en Jalisco, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública. También es la cifra más alta para ese periodo en la actual administración estatal.
El fraude y la extorsión son dos tipos de delitos diferentes, aunque comparten ciertas similitudes en términos de engaño y manipulación.
Fraude: El fraude es un delito que implica engañar o defraudar a una persona o entidad con el objetivo de obtener beneficios económicos o de otro tipo de manera ilegal. En un caso de fraude, el perpetrador utiliza engaños, falsedades o manipulación para inducir a la víctima a entregar dinero, bienes o información personal valiosa.
Extorsión: La extorsión es un delito en el cual una persona obliga o coacciona a otra mediante amenazas o violencia para obtener algo a cambio, generalmente dinero o propiedades. En un caso de extorsión, el perpetrador utiliza la intimidación, el miedo o la violencia.